Hoy debería empezar el programa como el hizo el nuevo papa anoche: inclinando la cabeza ante vosotros y agradeciéndoos que nos tengáis en vuestras oraciones. Porque entre aviones, viajes y fumatas, el presentador inicia hoy el programa reventado y va a ser difícil que la noche esté a la altura de lo que vosotros, público fiel y comprensivo, merecéis.
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